Confuso episodio en un hotel: “Hasta acá no hay evidencias de abuso”
Así lo dio a conocer el juez Marcelo Bustamante Marone. Las imágenes también acreditaron que los menores ingresaron sin permiso.
El confuso episodio se produjo en las primeras horas del lunes 9 de diciembre en el Hotel San Luis, ubicado en avenida Illia entre Constitución y Falucho de la capital puntana. Se denunció que cuatro chicos de entre 7 y 13 años denunciaron que fueron abusados por el conserje del lugar, un joven de 26 años.
Minutos después llegaron alrededor de 30 personas que increparon al empleado, rompieron baldosas, vidrios y la puerta de ingreso.
Tras su intervención en la causa, el juez Contravencional, Marcelo Bustamante Marone reveló que “en principio estaría descartándose el abuso”.
Explicó que concretaron órdenes de allanamientos en el hotel y en la vivienda del acusado. El material fílmico permitió “aclarar las contradicciones que existían en las distintas denuncias”.
“Hay una secuencia donde refieren que el conserje los habría echo pasar y ofrecido dinero a cambio. En las cámaras se ve con claridad que no”, sostuvo Bustamante Marone. Agregó que las puertas se encontraban cerradas por el horario, los niños “estaban sentados a un costado” e ingresaron “sin permiso” detrás de huéspedes.
El juez también contó a El Chorrillero, que el lunes y miércoles pasado declararon a través de Cámara Gesell dos de los menores. Los restantes, que son hermanos, estaban citados para el viernes pero no acudieron.
“De las dos que tengo no evidenciaron la existencia de abuso. No refieren a nada de lo que consta en la denuncia”, aseguró. Además, mencionó que tuvo en cuenta las manifestaciones de tres personas que estaban alojándose allí.
Por otro lado, puntualizó que al advertir “una situación de vulnerabilidad de los menores” tuvo actuación un defensor de Niñez y el juzgado de Niñez y Adolescencia para que “tome intervención en lo que refiere a la tutela”.
En paralelo, existe una denuncia desde el hotel hacia un joven de 18 años, que fue identificado como quien habría roto vidrios y la puerta del lugar. El gerente del establecimiento, Freddy Gutiérrez, había desmentido las acusaciones y aseguró que “los niños entraban con frecuencia sin autorización a la pileta y robaban toallas”.